Le dolía todo el cuerpo. Tenía rota una pierna y varias costillas. Los cortes y magulladuras se esparcían estratégicamente para que cualquier postura le resultase incómoda. Pero el dolor era bueno. El dolor pasaría en unas semanas y remitía cada vez que le daban una pastilla. Los recuerdos, por el contrario, embestían sin piedad y convertían en gritos desesperados las palabras del doctor Rabbit.
— Hemos sido muy comprensivos durante estos días, Claudia —dijo quitándose las gafas y frotándose los ojos con el pulgar y el índice de la mano izquierda—. Entendemos que no haya querido hablar, pero va siendo hora de que responda a nuestras preguntas. Por seguridad. Sigue leyendo «Miércoles»