Roja

Corre. Como si no te sangrasen los pies, helados por la nieve, como si no te quemase el aire que entra en tus pulmones a punto de estallar, como si la boca no te supiese a metal, como si no estuvieses viendo un montón de puntitos blancos y la cabeza no te doliese atravesada por mil puñales.

Corre. Porque los tienes detrás, entre los árboles. Por todas las que tuvieron que correr antes que tú y por todas las que no tendrán que hacerlo más. Porque escuchas sus risas y sabes lo que viene después… Porque sólo quedan minutos para que salga la luna.

Recuerda. No hace mucho tú suplicaste clemencia y no la tuvieron. Permaneciste llorando muda mientras acababan contigo. Todos ellos.

Recuerda. Como mirabas a la luna y jurabas que si te permitía sobrevivir le harías ofrendas todos los meses.

Recuerda. Que al volver los cazadores eran considerados héroes y tú eras la puta de los labios rojos. Que alguien te dijo que podías ser caperucita o el lobo. Que hiciste tu elección.

Espera. Cuando llegues al claro, cuando la luz de la luna se pose sobre tu piel, entonces será el momento.

Espera. Que crean que te tienen. Que crean que están a salvo.

Libéralo. Deja que la electricidad recorra tu cuerpo, que se apodere de él, que rompa tus huesos y rasgue tu piel, eso ya no te duele.

Libéralo. Deja que contemplen como cambias, como ahora ellos son la presa. Deja que experimenten el temor, el horror.

Destripa. Porque después de todo es un destino misericorde. Porque si encuentran sus restos su familia los enterrará y rezará pos sus almas puras. Pero no habrá cadáveres que velar.

Destripa. Para que sientan lo que es que te destrocen desde dentro. Para ver como dejan de reír, como empiezan a llorar, como piden clemencia, como no se la das.

Contempla. Como la nieve ya no es blanca a tu alrededor, ahora es roja como la capa que te cubría minutos antes.

Aúlla. Y dedícaselo a todas las que no están, las que se esconden y las que ya no tendrán que hacerlo.